19/10/08

El poder de la desigualdad mundial


En Berlín ha entrado ya definitivamente el otoño y no me quejo, porque este año hemos tenido un buen verano berlines: con mucho sol, calorcito y con la población alemana medianamente soportable (gracias al buen clima). Además en estos últimos años en Alemania aprendí a disfrutar las estaciones y por eso me encuentro ahora en casa, disfrutando de una noche de otoño y deseando que este invierno nos traiga mucha, mucha nieve.

Aprovecho este momento de tranquilidad casera y mental, para volver a retomar nuestro Blog desblogeador.

El último comentario de Carlos fue hace algunas muchas semanas y aunque yo haya tenido intenciones de escribir anteriormente, estos propósitos se han visto frenados por las vacaciones de verano, el trabajo y todos los demás compromisos que me han inundado en el mes de agosto, septiembre y parte de octubre. Es por eso que mi publicación/comentario de hoy responderá (como debe de ser) al comentario de Carlos y además plantearé un nuevo tema de discusión, matando así dos pájaros de un tiro y dando la ilusión de recuperar un tiempo perdido, imposible de recuperar ya.

La temática que desarrolló Carlos a finales de Julio es en mi opinión un buen ejemplo de cómo se divide el mundo y de la desigualdad que existe en este. El escritor colombiano Gabriel García Márquez explica en Para contar historias: “No quisiera descorazonar a nadie, pero estoy convencido de que el mundo se divide entre los que saben contar historias y los que no, así como, en un sentido más amplio, se divide entre los que cagan bien y los que cagan mal, o, si la expresión les parece grosera, entre los que obran bien y los que obran mal, para usar un piadoso eufemismo mexicano.” (http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/ggm5.htm)

En mi opinión el mundo se divide en personas que tiene el “poder”, lo saben utilizar y logran quedarse con este. Y en las personas que no manejan dicho “poder” y son utilizadas por las primeras para que estas sigan manteniendo el “poder”. Coloqué la palabra poder entre comillas, porque el poder tiene distintas definiciones, tanto sociológicas, políticas, económicas e incluso físicas. Todas estas definiciones coinciden en que el poder es una acción que provoca a que algo llegue a ser posible, es decir cuando alguien o algo ejerce algún tipo de poder, esto conlleva a que algo suceda.

En el comentario de Carlos la ejecución de poder fue muy clara: el cine, los medios de comunicación y el mundo de la farándula utilizaron a Breno Mello. Este mundillo, que Carlos describe tan acertadamente, recurrió a su poder económico y mediático para sacar a Breno Mello de la pobreza. Utilizaron a este individuo, para hacer una película, para dar una imagen, para crear un mito falso y al fin y al cabo lo usaron para enriquecerse más. Es decir, Breno Mello contribuyó a que el poder de esa gente y esa empresa creciera.

Por el otro lado, el señor Mello no disponía de ningún poder, ni económico, ni social, ni cultural. Se dejo llevar, guiar y luego se dejo caer. Simplemente él pertenecía a esa mitad del mundo que no posee el poder. Claro, él hubiese podido aprovechar para atrapar el poder y convertirse en un poderoso. ¿Pero como se atrapa el poder, si nunca nadie te lo ha enseñado? ¿Cómo ser poderoso si nadie en tu familia o en tu pueblo lo es? Y otra pregunta muy importante: ¿Qué hubiese pasado si Marcel Camus y su equipo no hubiesen encontrado nunca a un actor como Breno Mello? Pues entonces la película no hubiese sido tan espectacular, porque no tendría esa actuación tan autentica. Tampoco se hubiese vendido tan bien la película, ya que no hubiese tenido nada fuera de lo común, simplemente actores comunes y corrientes. Pero Camus y su equipo encontraron al señor Mello y con eso la película no solamente fue autentica, sino también estrenaba a un actor nuevo, un don nadie a quien ellos le daban una supuesta oportunidad. En resumen: aunque Breno Mello hubiese aprendido a atrapar y utilizar el poder, todo “ese mundo” no hubiese permitido que eso sucediera, porque no les convenía compartir el poder.

Y así concluyo con muchas interrogantes, esperando animarlos nuevamente a la discusión:

¿Qué pasaría si el tercer mundo no existiera y si solamente tendríamos a estos países primer mundistas, donde todos y todas tenemos la misma oportunidad de acceder al poder? ¿Qué haríamos entonces? ¿Es necesario que existan personas, empresas, países, clases sociales y continentes sin poder? ¿Realmente es necesario ese equilibrio tan desigual?

Paula Pinto

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