En 1994 compone el canta-autor español Joaquín Sabina una canción titulada “La casa por la ventana”. La letra de ésta relata con expresiones coloquiales las diversas situaciones de discriminación y no integración que viven los inmigrantes en España. En la época en que la canción fue escrita, la migración hacia España apenas comenzaba y los ciudadanos españoles estaban viviendo el proceso de dejar de ser un pueblo de emigrantes para convertirse en uno de los países con mayor recepción de inmigrantes. Paralelamente a ese fenómeno, España comenzaba a mediados de los ’90 a notar un crecimiento en su economía. Es así como la migración hacia España fue desarrollándose e incrementando conjuntamente con el asenso económico del país. A principios del 2000 España se ofrecía al mundo como un país prospero, donde el inmigrante podía encontrar trabajo e incluso con las nuevas leyes de extranjería de ese entonces el estado español favorecía la integración de los inmigrantes (ej.: procesos de regularización), pauta que no se encontraba en otro país de la unión europea (UE).
Hoy, 15 años después, la economía española esta nuevamente en crisis, el mercado laboral ya no tiene más puestos que ofrecer, sobre las favorables medidas de integración se deja caer una sombra y España comienza a recurrir a leyes de migración que ya en los ‘80 tuvieron resultados negativos en otros países de la UE. Es así como la migración ya no es bienvenida en este país y la canción de Sabina vuelve a cobrar actualidad, ya que “…gana el cholo en Madrid…menos que un perro sin pedigrí”. Y la población española atemorizada por la crisis repite el viejo cliché de encontrar en la comunidad de inmigrantes el foco de su problemática nacional “…y, si dos vascos atracan a un farmacéutico en Vigo… jura el testigo que eran sudacas…”.
Paula Pinto
La casa por la ventana
Joaquin Sabina (1994)
Quemaron todas las naves
Para iniciar una nueva vida
Pagaron cara la llave
Falsa de la tierra prometida.
Pero, en lugar del Caribe,
Con su bachata, con sus palmeras,
La madre patria recibe
Al inmigrante por peteneras.
Y no es bona Barcelona
Cuando la bolsa, primo, no sona
Y gana el cholo en Madrid
Menos que un perro sin pedigrí,
Y el mestizo, por Sevilla,
Va dando un cante por pesadillas,
Y, si dos vascos atracan
A un farmacéutico en Vigo
Jura el testigo que eran sudacas.
Y cada fin de semana
Tiran la casa por la ventana
Marcándose un agarrado
En El Café del Mercado
Que no es lo mismo que el Tropicana.
Se matan haciendo camas,
Vendiendo besos, lustrando suelos,
Si pica el hambre en la rama
La tortolica levanta el vuelo.
Y, en plazoletas y cines,
Por un jergón y plato de sopa,
Con una alfombra y un Kleenex
Le sacan brillo al culo de Europa.
Y, el cuerpo de policía
Viene con leyes de extranjería
Y, al moro de la patera,
Le corta el rollo una patrullera,
Y, al mulato sabrosón,
Le dan en toda la inquisición,
Y, al gitaníto, la ola
Malaje y paya le quema
El tejadito de la chabola.
Y cada fin de semana
Tiran la casa por la ventana,
Chilabas y desayuno
De kifi con té moruno
Y escriben cartas a su sultana.
Y cada fin de semana
Con sus caderas dominicanas,
Compadre, una guaranchita,
Candombe, samba o rumbita...
¿o es que usted nunca estuvo en La Habana?
Y el coreano currela
Vendiendo lollos de plimavela,
Y en bares porno el paquete
De guineano cuesta un billete,
Y, al almacén del judío,
Van seis niñatos buscando lío,
Y al ingeniero polaco
Que vino huyendo del frío
Ya es mayordomo del tío del saco.
Y cada fin de semana
Tiran la casa por la ventana,
Y, mientras planchan un traje,
Su corazón de viaje
Se va cantando La Varsoviana.
Y cada fin de semana
Queda el negrito
Con la ucraniana,
Y bailan polka y pasito,
Y soplan vodka y mojito
Y vuelven trompas por la mañana.