29/7/09

La calle del nunca dormir

Digo calle, ya que soy nueva en el barrio y no quiero pecar de prejuiciosa y decir que este es un barrio caótico. Talvez en el resto de la zona se pueda dormir genial. Quizá existen calles a mi alrededor que están llenas de paz y tranquilidad, por eso solamente digo calle… y solamente escribiré sobre mi experiencia en esta calle.

Son casi las 7:00 de la mañana y llevo dando vueltas en la cama desde las 5:00 am. He decidido no intentar dormir más y levantarme.

En los últimos 20 días he ido descubriendo el ritmo de esta calle. Justo cuando los fiesteros se pasean tambaleando por la calle, borrachos o simplemente agotados por la larga noche de marcha, es cuando la calle despierta. Es justo 3 o máximo 4 horas después de que haya pasado el camión de la basura y el camión de la limpieza. Ese camión que se pasa en la madrugada por las calles de Madrid expulsando de si con toda la fuerza litros de agua.

A las 4:30 o 5:00 am es cuando la calle comienza a tener vida diurna, es cuando pasa la primera furgoneta con ropa o cuando el panadero de abajo abre su local y el chino de enfrente sube sus persianas metálicas y poco a poco a eso de las 7:00 am se escuchan ya los pasos rápidos de los trabajadores. De aquellos que trabajan en la zona, que ya vienen más despiertos y charlando a todo volumen y de aquellos que se acaban de levantar y van de prisa a tomar el metro a la vuelta.

Si, estoy viviendo al 100% el día a día urbano de esta ciudad, pero … Son las 7:00 en punto, el barrendero de la zona se ha posicionado como todas las mañanas en la esquina de la calle (justo enfrente de nuestra única ventana) a comentar, con toda aquella persona que pasa a su lado, los últimos acontecimientos del fútbol…. me ha visto[1] el señor barrendero y ha descubierto a una de nuestras gata a mi lado, me saluda y me pregunta si es gato o gata. Le contesto. Me comenta que nuestra gata esta observando todas las mañanas al gato blanco a cinco balcones del nuestro… me lo comenta sin ninguna vergüenza al levantar la voz y gritarme hacia el balcón, para que yo lo entienda mejor. No puedo negar que el señor intenta ser amable conmigo y no me queda más remedio que contestarle y ser participe en ese instante de todo este movimiento y ruido matutino. Seguramente mi voz ha despertado al vecino de arriba.

Se le ha unido al barrendero de nuestra calle el señor barrendero de la otra calle y ahí viene con su carretilla el señor barrendero de la calle de al lado. Son 3 barrenderos. Ahora comentan entre los 3 lo de los gatos y luego pasan a otros temas…

Con Carlos llevamos estos 20 días analizando que no es sabio vivir cerca de una esquina:

  1. Las esquinas son puntos de encuentro.
  2. La gente se siente cómoda al estar parada en una esquina, porque desde ahí se tiene la perspectiva de todas las calles.
  3. En las esquinas se despiden los borrachos de las 4:00 de la mañana y cada quien agarra rumbo pa su casa…
  4. En las esquina hay peleas.
  5. Yo misma me he quedado parada en esquinas, pero claro no se es consciente del poder magnético de las esquinas, hasta no vivir enfrente de una esquina.
Se despiden de mi los barrenderos, deseándome un feliz día y cada quién se va a su respectiva calle. Me despido de ellos.

Anoche comentábamos con un amigo cercano (que esta buscando piso en Madrid) que los caseros al querer alquilarle a uno un piso, deberían dar la oportunidad de pasar una noche en ese espacio. Pasar una noche y un día dentro de esas cuatro paredes que uno desea alquilar. Solamente así se podría saber si la cama es funcional, si los sonidos de la casa y de la calles son soportables o si estos llegarán a modificarte tu vida…. Con solamente una noche nos haríamos la idea del ritmo vital de la zona y si este congenia con nuestro propio ritmo vital.

El ser humano se adapta a todo, verdad… así estoy yo en mi primer proceso de adaptación en esta ciudad, haciéndome amiga del barrendero de la calle. Después de 20 días decidí hoy, a las 6:00 de la mañana, ya no luchar por conseguir 2 horas más de sueño. ¿Para qué? Si ese sueño es falso. Es del tipo de sueño que no te da descanso, porque entre pesadilla y pesadilla escuchas una escoba, un carro, al panadero, a los chino y a las 1000 y 1 persianas metálicas que ellos suben, te enteras de las discusiones de los vecinos (y de los barrenderos) y del estado actual del Atleti. Cuando al fin ya no puedes más del calor y te das vueltas desesperada en la cama y es imposible ignorar el ruido callejero, en ese instante te despiertas de una de las pesadillas, son las 11:00 de la mañana y estas frustrada, porque se te ha pasado la mañana, no has descansado y ya hace demasiado calor.

7:21 am, esta pasando ahora otro barrendero por la calle, uno más joven, con una pala de metal para recoger la basura de la calle. ¿Por qué pasan tantos barrenderos por esta calle? Con un sonido fuerte arrastra la pala de metal por la calle y recoge con una escoba grande todas las colillas que encuentra… es un sonido que sube y retumba, las gatas se han escondido dentro de la casa. Este es el barrendero de las colillas.

El mudarme a esta ciudad me ha despertado las ganas de irme a vivir al campo.

Son las 7:43 am. Escribiendo estas líneas me he ido despertando. Hoy aun me queda toda la mañana por delante y después de 20 días he vivido un momento de frescor en el balcón. Me pican los ojos, pero seguro que me acostumbro a eso también.

Estoy viviendo mi proceso de adaptación.

La semana entrante es la fiesta de San Cayetano, la verbena de la zona, seguramente concluiré mi proceso de adaptación en esos días.

P.D.: Disculpen la incoherencia de algunas frases o las faltas de ortografía, esto ha sido escrito con solamente tres horas y media de sueño….

Paula Pinto



[1] No he mencionada que estoy sentada con mi portátil en nuestro balcón, el cual lógicamente da a la calle….estoy aquí, porque dentro de nuestro nuevo mini hogar hace mucho calor y porque adentro no tengo espacio, nuestro colchón abarca por las noches un 80 % del espacio.

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