4/1/09

Congratulations America!

Llevo varias semanas dándole vueltas y vueltas a lo que iba, y de hecho ya es, mi nuevo artículo. Las "varias semanas" no son a causa de la complejidad del tema, sino a la dificultad que a veces encuentro al intentar colocar mi trasero sobre la silla y hacer lo que tengo que hacer. Mi foro de discusión favorito es la cocina de mi casa y mi interlocutor predilecto, Paula. Los dos nos enfrascamos con una facilidad pasmosa en las más variopintas discusiones. Las noches de borrachera en las que se arregla el mundo en compañía de los amigos, son meras discusiones de patio de colegio al lado de las charlas que nos regalamos la señorita Pinto y yo al abrigo de un buen té. El toma y daca mañanero me resulta tan completo que me olvido de que aquello que no se escribe o verbaliza, se queda sin escribir y sin verbalizar. De modo que de una vez por todas me siento delante de la pantalla del ordenador y me dispongo a daros la vara con mis opiniones.

Parece ser que una corriente de alegría, esperanza y buen rollo se ha extendido por nuestra aldea global desde que el nuevo profeta, Obama, ganó las elecciones de Estados Unidos. Que los republicanos sean desbancados por los demócratas y sobre todo, que por fin un afroamericano llegue a la presidencia no es algo que deba pasar inadvertido. Existen voces que desde hace tiempo vienen proclamando que hay un cambio de rumbo, que el mundo no es el mismo. Todo es posible si un "negro" y una mujer son candidatos a la presidencia. En fin, yo se que a más de uno ya le está empezando a picar el cuerpo como me picaba a mí cuando escuchaba esta serie de cosas. No podemos ser tan inocentes, por favor. Desde luego ya va siendo hora de que todas las personas sean tratadas y vistas como iguales, pero una cosa es eso y otra muy distinta empezar a babear por alguien que aún no ha hecho nada. Hace poco más de un año a los europeos nos daba alergia cualquier cosa que tuviera que ver con la política estadounidense. Sin embargo un día después de las elecciones en
gringolandia, se podían ver carteles de apoyo a Estados Unidos por los barrios cool de Berlín. "Congratulations America!" rezan los más progres como si llevaran una carga de amor irreprimible dentro de sus corazones hacia la cuna de la coca-cola. Hay algo ahí que no cuadra. ¿Por qué no se armó tanto revuelo cuando Michelle Bachelet Jeria se presentó y llegó a la presidencia de Chile? ¿Y qué me decís de Angela Merkel? Esta última incluso es de la cuerda política de Obama. Desde luego que fueron noticia en su momento, aclaro a los inquietos, pero no del modo en que lo fué y lo es Obama o Hilary. ¿Qué tienen ellos que no tienen las demás o los demás...? ¡Efectivamente! Son norteamericanos. ¿Acaso hemos olvidado lo que ocurre en las películas? Recreémonos: el protagonista está en apuros en Rusia, en Oriente Medio, en Turquía o donde quiera que haya terroristas en potencia, y con solo pronunciar la frase "soy ciudadano norteamericano" todo está resuelto.

¿Por qué no he visto carteles de "Congratulations América!" cuando ganó Evo Morales en Bolivia o cuando los ecuatorianos cambiaron su constitución? Hasta donde entiendo ellos también son América, y ellos sí que han dado un paso enorme en su historia. Pero claro, quinientos años de represión y colonialismo en América Latina nos dan igual. No es de extrañar que en los diarios leamos esperanza cuando se refieren a Obama y voces de alarma cuando se habla de Evo o Chávez. Ni los unos son tan buenos, ni los otros tan malos. No creo que Estados Unidos deje de dar su apoyo a Israel, ni que levante el bloqueo a Cuba,y no hablemos del protocolo de Kyoto… al menos cierra Guantánamo.

Por otro lado me gustaría ver qué ocurre si un turco se presenta a las elecciones en Alemania o si un marroquí o un ecuatoriano lo hace en España. Me parece que no los vota nadie. Claro, va a ser que nosotros somos tanto o más racistas que los norteamericanos blancos, pero eso sí, nos ponemos las mismas vendas en los ojos.

Lo que pretendo expresar con este bofetón de artículo es mi desacuerdo con la situación actual. No creo que vayamos por un camino diferente, ni que Obama vaya a solucionar todos los problemas del mundo, y si lo hace, mejor que mejor. Tampoco se trata de falta de idealismo como un día hablaba con Gisela, la madre de Paula. Por supuesto que creo en la mejora de las cosas, pero no voy a comer de la mano de quién me promete la tierra de Jauja.
Es necesario que la situación actual cambie, pero los engranajes del poder están bien engrasados. No consumimos lo que queremos sino lo que quieren vendernos y no creemos sino en quién quieren que creamos. Si participamos de la opinión general, perderemos los detalles, y los detalles son la clave de un buen análisis.

Ayer leí en El País que el subcomandante Marcos ha vuelto a aparecer, y me acordé de que hay gente que aún intenta cambiar las cosas. Recuerdo que unos señores llamados Martin Luther King y Nelson Mandela cambiaron la opinión del mundo, recuerdo que los españoles seguimos sin hacer una verdadera reflexión de lo que significó la conquista del nuevo mundo, recuerdo que no era tan nuevo para los que ya estaban allí, recuerdo que los indios aymaras volvieron a tener voz hace poco en Bolivia, recuerdo que los saharauis siguen cargando el cartel de apátridas, recuerdo que Rusia saltó del comunismo al capitalismo más feroz, recuerdo que la gente muere masacrada en Gaza, recuerdo que cierto grupo de nativos del Amazonas están a punto de recuperar parte de sus tierras, a ellos: “Congratulations America!”

Carlos

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